Una vez dije que para hacerme escribir, había que hacerme molestar.
Esto fue ayer, pero la indignación sigue siendo fuerte. Estaba en cola con mi papá para sacar plata del cajero; habían 2 personas por delante y eran 3 cajeros, pero esas 2 personas pasaron por uno y otro respectivamente y reportaron no servían — a uno de ellos no le dio dinero y al otro no le sirvió ni para consultar.
Detrás de nosotros llegó una señora y detrás, otras dos mujeres. Las dos mujeres intentaron uno de los cajeros «dañados» (casualmente el de «ni consultas») y sirvió, pero no para retirar. La mujer detrás de nosotros intentó el otro y sirvió para consulta; luego se hizo la desentendida y no contenta con esencialmente haberse coleado -nada le costaba decir que ese servía y volver/continuar en su sitio, ¿no?- el esposo y el hijo llegaron a su lugar en la cola y al ella terminar, el esposo pasó a ese mismo cajero (coleándose también) mientras yo esperaba que mi papá terminara de usar el único cajero que supuestamente servía.
Cuando mi papá reclamó, el tipo meramente se limitó a decir «yo vengo con ella». Yo también dije (uniéndome al reclamo) «eso es viveza criolla, señor» y de ahí comenzó la defensa desvergonzada: «no es mi culpa que usted no quisiera pasar a revisar si servía, tenia que haber revisado primero». Yo ya estaba perdiendo la paciencia y los mandé a comerse un cerro (no les dije de qué), pero la mujer insistía. Cuando los reclamos subieron de tono y la señora comenzó a insultarme directamente, mi papá le decía que ya, que dejara el tema, pero tanto ella como el tipo me insultaban y me decían marico, bobo, que el país estaba como estaba y que Maduro era presidente por personas como yo (¡para colmo!) hasta que opté por ignorarlos y pasar al cajero que ya mi papá había desocupado para retirar mi dinero.
Nadie en la cola dijo nada. Nadie movió un dedo en defensa de nadie. Yo me tragué mi indignación, temblando de la arrechera durante todo el asunto. Me pregunto: ¿qué habría pasado si hubiese pasado a los golpes? ¿si uno de los dos hubiese estado armado? ¿qué clase de enseñanza le dieron esos padres a su niño: «debes ser vivo, debes pasarle por encima a los demás, tus derechos son los únicos que valen, el respeto sólo vale para ti»?
Este país se lo llevó quien lo trajo hace rato. Y aquí, sin más, sólo queda indignación. Lo peor, quizás, es que en la otra parte de la historia, seré yo el pendejo por reclamar un derecho, por haberlos insultado al pedirles respeto y peor aún, habrá quien les de la razón.